custom interior divider

El verdadero significado de ver a un Jaguar 

02/03/2023

Area Estratégica: Especies -
Tipo de Contenido: Blog
País: México -

“La abuela”, un jaguar hembra que no había sido vista hace casi 10 años, hizo una aparición esperanzadora en los lindares del Ejido de Munihuaza. 

Hace mucho tiempo que los pobladores del Ejido de Munihuaza no veían jaguares en sus tierras. El crecimiento de la ganadería y el libre pastoreo en la zona había reducido significativamente su hábitat, debido a un conflicto generado entre el animal y los ganaderos, quienes toman acciones ante el temor de que el felino cace a su ganado. 

“Es falta de conciencia comunitaria”, dice Gilberto Díaz, técnico de Naturaleza y Cultura Internacional en México, “existe desconocimiento sobre la importancia de cuidar el hábitat del jaguar, ya que su supervivencia está íntimamente relacionada a la integridad del ecosistema”, puntualiza.  

El Ejido de Munihuaza es parte de la zona de influencia del área natural protegida Sierra de Álamos-Río Cuchujaqui, al noroeste de México. Ahí, se entremezclan el matorral espinoso, los bosques de pino y encino y la vegetación riparia, creando un óptimo corredor de biodiversidad que alberga cientos de especies de flora y fauna, entre ellas el jaguar y otros felinos como el puma, el ocelote o el gato montés.  

Así, en un esfuerzo por proteger el corredor más norteño del hábitat del jaguar, Naturaleza y Cultura Internacional se sumó a “Borderlands Linkages Initiative”, un proyecto liderado por Wildlands Network que involucró a ocho organizaciones de México y Estados Unidos en actividades de monitoreo del jaguar y de evaluación de necesidades de restauración en la región de Sonora. 

Naturaleza y Cultura eligió al Ejido de Munihuaza, por ser colindante con la Reserva Monte Mojino, área privada de la organización, y porque representaba una oportunidad para colaborar con la comunidad en proyectos comunitarios con enfoque ambiental. “Para nosotros era fundamental que miembros del mismo Ejido participaran en las actividades”, cuenta Gilberto. Así fue como, él, y Anselmo Palomares, Alejo Palomares y José Bojórquez formaron el equipo de monitoreo y trabajaron juntos desde agosto de 2021 a abril de 2022 en la capacitación, instalación y mantenimiento de cámaras trampa para visibilizar al mítico jaguar. 

La familia de Alejandro se involucró en el proceso

En total, instalaron 22 cámaras trampa que cubrían el 90% del Ejido. Para la ubicación de las estaciones de monitoreo, el equipo reconocía el área, la limpiaba y ubicaba cada cámara estratégicamente para evitar en lo posible “imágenes basura”, es decir, fotos activadas por el viento, hojas, etc. Díaz resalta que, aunque era la primera vez que José, Anselmo y Alejo realizaban monitoreo de vida silvestre, se apropiaron de la actividad. “Ideaban formas para asegurar el funcionamiento de las cámaras trampa, como caminar al estilo del jaguar”, dice.  

Los guardaparques imitaban el caminar del jaguar para activiar las cámaras

El trabajo de instalación fue arduo, no sólo por la topografía irregular de la región que va desde los 0 msnm hasta los 1200 msnm, sino también por la temporada de verano. “Trabajábamos de 5 de la mañana al medio día y de tres de la tarde a 6 de la tarde, evitando las horas más calientes”, menciona Díaz. También se ayudaban de mulas para poder recorrer largas distancias y alcanzar los objetivos del día. Gilberto recuerda cálidamente que, las familias de la comunidad le hicieron sentir como en casa, ofreciéndole hospedaje y alimentación cuando las jornadas no le permitían volver a casa. 

Ahora solo quedaba esperar. Los guardaparques debían monitorear periódicamente cada una de las estaciones de monitoreo, revisar el registro fotográfico de las cámaras, descargarlo, borrarlo antes de volver a instalar las cámaras. Cada uno de ellos recibió una compensación económica por esta actividad como un aporte para mejorar su situación familiar. “El apoyo se nota en la mesa” dijo uno de ellos, “este apoyo nos permite comprar gas”, complementó otro.  

Pasaban los meses y no aparecía el jaguar en imagen. Vieron, entre otras especies, a venados, pumas, ardillas y muchas vacas, pero las características manchas negras del felino no aparecían en el registro. Cada jornada de monitoreo, el equipo lo buscaba con ilusión, pero mientras se acercaba el cierre del proyecto seguía sin aparecer. No fue sino hasta el último turno que lo vieron, en una de las cámaras ubicadas en el área mejor conservada del Ejido. 

Imagen del jaguar en una de las cámaras

Con las muestras, la Reserva Jaguar del Norte confirmó que no sólo se trataba de un jaguar, sino que era la segunda hembra más longeva registrada en la región, un individuo que no había sido visto en la zona desde 2013. “Ver un jaguar es muy importante, ya que es indicador de un ecosistema sano. Pero ver un jaguar hembra es esperanzador, ya que significa que es posible la reproducción”, aclara Gilberto. La gente de la comunidad recibió la noticia con emoción y acordaron colectivamente nombrarla “la abuela”, como símbolo de sabiduría y esperanza para la comunidad. 

Gracias al monitoreo de la especie, la comunidad del Ejido de Munihuaza comprendió la importancia de proteger el hábitat de especies como el jaguar. Pero el esfuerzo debe ser permanente, como menciona Díaz, “Es fundamental fortalecer las estrategias de monitoreo y difundir la información para que la gente de las comunidades se apropie y cuide de lo suyo”, porque “la conservación no es sólo proteger el hábitat, sino también el entorno social”, finaliza.